Desde Francia llegaron los Hermanos de la Sagrada Familia a España. Corría el año de 1909, hace ya más de 100 años. Se asentaron en un pueblecito de Burgos, La Horra, en el corazón de la Ribera del Duero. Allí estuvo, y está todavía felizmente, la primera comunidad de Hermanos de la Sagrada Familia de España.
Tras muchas vicisitudes, dificultades, obstáculos, llegan a Madrid en las postrimerías del año 1935. En ese momento, que parece tan lejano, comienza la historia de nuestro Colegio. En diferentes ubicaciones de nuestra ciudad estuvo la Sa-Fa. Comenzaron en la calle Jorge Juan, se trasladaron luego a O’Donell, y desde allí a la calle Menorca (1952), donde el Colegio fue reformado en 1958 adquiriendo ya una estructura más moderna y un edificio más acorde a aquellos tiempos.
Pero íbamos creciendo, las necesidades eran cada vez más acuciantes, y así, en 1996, se alza el nuevo colegio, funcional, amplio, abierto, en nuestro actual emplazamiento, en el barrio de Moratalaz, concretamente en la calle Oberón (qué nombre más evocador… Oberón, el rey de las hadas…).
Cambiaron los muros, las formas, pero intentamos seguir siendo fieles al espíritu del H. Gabriel Taborin, nuestro Fundador, que deseó colegios donde los alumnos y alumnas fueran tratados con cariño y respeto, atendiendo a sus circunstancias personales, familiares, académicas… Creando un ambiente de familia donde se favorezca el crecimiento humano e intelectual de los chicos y chicas de nuestro Colegio. Les transmitimos los valores del respeto, la tolerancia, el trabajo y el sacrificio, la preocupación por todos los que nos rodean y tienen dificultades, tanto los muy cercanos como aquéllos que viven más lejos (barrio, ciudad, país, continentes…). Todo ello basado en el humanismo cristiano, desde el más exquisito respeto a cada persona, sea cual sea su situación personal y su manera de ver la vida.
Por eso la fundación del Colegio parece lejana, pero es muy cercana, porque lo que nos caracteriza y define como centro sigue fresco y actual después de tantos años. Experiencia y renovación. Somos un árbol con profundas y venerables raíces que cada año se renueva con brotes y hojas nuevas, verdes y frescas.